Querido y odiado mal de amores:
A tí te culpo de mi desdicha cuando en tiempos de amor irracional, me arrojas al vacío y me vapuleas de un extremo a otro, ignorando toda muestra de amor, que desde aquí invoco.....
A tí te hago responsable de mi tristeza rota, mis noches moribundas de largos paseos sobre tu rostro, y mi expresión acongojada cuando no estás de mi parte.
¡Cuánto sufrimiento causa tu derribo!
A tí te culpo de mi dicha cuando en tiempos de amor irracional, me arrojas al vacío y me vapuleas de un extremo a otro, reteniendo toda muestra de amor, que desde aquí invoco......
A tí te hago responsable de mi alegría rota, mis noches exhaustantes de largos paseos sobre tu rostro, y mi expresión acongojada cuando estás de mi parte.
¡Cuánto sufrimiento causa tu derribo!
Debería haber una expresión que se denominara -bien de amores- para distinguir el estado de bienestar absoluto, cuando amando sin pausa, somos correspondidos.
Pero hoy por hoy, el -mal de amores- se aplica para lo bueno y lo malo.......
¿Quién no ha sufrido falta de apetito cuando el amor se asoma, o cuando en su defecto, el amor pasa de largo?
¿Quién no ha pasado mil noches velando al amor que llegó inesperado, o velando al amor que se marchó también, inesperadamente?
Bienvenido, mal de amores, que llegaste a nuestras vidas......de una u otra manera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario